Mantener la competitividad es clave para el desarrollo del sector agroalimentario. Así, la implantación de nuevas tecnologías y métodos de trabajo se hacen necesarios en la industria agroalimentaria en la búsqueda de nuevos productos y ante la apertura y globalización de los mercados.

Por encima de otros sectores, la inversión en tecnología aplicada en el sector crece un 9% anual, acaparando la inteligencia artificial el 30% del total de la inversión. En España, con más de 90.000 explotaciones donde el 80% tienen menos de 5 hectáreas, la implementación de la digitalización es mayor en la ganadería que en la agricultura. Esto hace estratégico la concentración de productores en cooperativas como se hace en Almería y como ha ocurrido con los productos cárnicos y los lácteos. En definitiva, la tecnología no sólo luchará contra el cambio climático y el desperdicio alimentario, sino que cambiará las pautas de consumo en el futuro desarrollando las nuevas tendencias como son los alimentos funcionales, el cultivo de carne y pescado en laboratorio y los insectos, entre otros.