La invasión rusa de Ucrania ha sido un punto de inflexión. Estados Unidos se ha posicionado como el gran beneficiado, exportando gas a precios desorbitados y conquistando mercados agrícolas que antes pertenecían a Europa. Mientras tanto, el Viejo Continente lidia con normativas ambientales cada vez más restrictivas y un encarecimiento brutal de los costes de producción. ¿El resultado? Los agricultores europeos compiten con una mano atada a la espalda mientras sus productos pierden terreno frente a importaciones más baratas de países con normativas laxas.
Si a esto sumamos los aranceles impuestos por Trump, que golpearon con dureza productos clave como el aceite de oliva y el vino, la situación es insostenible. La pregunta es: ¿seguirá Europa sacrificando su agroindustria en nombre de una agenda política que solo beneficia a otros?
Mientras Estados Unidos juega a la geopolítica con inteligencia y agresividad, Europa sigue sin mover pieza. Si la agroindustria europea quiere un futuro, necesita líderes que la defiendan con la misma determinación con la que otros protegen sus intereses. Porque si seguimos así, no será la sequía ni el cambio climático lo que acabe con el campo europeo, sino la falta de visión política.
EDITORIAL
La invasión rusa de Ucrania ha sido un punto de inflexión. Estados Unidos se ha posicionado como el gran beneficiado, exportando gas a precios desorbitados y conquistando mercados agrícolas que antes pertenecían a Europa. Mientras tanto, el Viejo Continente lidia con normativas ambientales cada vez más restrictivas y un encarecimiento brutal de los costes de producción. ¿El resultado? Los agricultores europeos compiten con una mano atada a la espalda mientras sus productos pierden terreno frente a importaciones más baratas de países con normativas laxas.
Si a esto sumamos los aranceles impuestos por Trump, que golpearon con dureza productos clave como el aceite de oliva y el vino, la situación es insostenible. La pregunta es: ¿seguirá Europa sacrificando su agroindustria en nombre de una agenda política que solo beneficia a otros?
Mientras Estados Unidos juega a la geopolítica con inteligencia y agresividad, Europa sigue sin mover pieza. Si la agroindustria europea quiere un futuro, necesita líderes que la defiendan con la misma determinación con la que otros protegen sus intereses. Porque si seguimos así, no será la sequía ni el cambio climático lo que acabe con el campo europeo, sino la falta de visión política.
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