Siguiendo la tendencia emprendida en algunos países europeos, AVA-ASAJA apuesta por alcanzar acuerdos entre la Administración y el colectivo agrario dirigidos a escoger ubicaciones idóneas donde no hay fruterías, mercados municipales o centros comerciales que puedan ver perjudicadas sus ventas; diseñar e instalar un mobiliario atractivo, coherente y adecuado a las necesidades particulares de este tipo de mercados agrarios; y favorecer la participación exclusiva de las personas que cultivan los productos en venta.
En referencia a los mercados agrarios de Valencia, el representante de AVA-ASAJA en el Consell Agrari de Valencia, Jaume Valls, considera que “los mercados de venta directa que se han instalado en Castellar o Malilla están bien ubicados, pero en el caso del Mercado de Colón los comerciantes han manifestado reiteradamente su indignación, por lo que deberían consensuarse otros sitios que provoquen menos malestar social”.
La asociación también hace hincapié en que las personas que participan en dichos puestos estén inscritas en el Registro General de la Producción Agrícola (REGEPA), ya que ello garantiza la máxima trazabilidad, frescura y calidad, y en que sólo comercialicen los productos que ellas mismas han cultivado en campos de la huerta valenciana. Jaume Valls considera que “no es de recibo que se venda café, jabón, piñas, peras de otras comunidades autónomas o cera sin ser apicultores. Quien quiera vender productos agrarios de terceros, que trabaje en los mercados municipales, donde hay muchas paradas vacías, cumpliendo y respetando las mismas exigencias legales”.
AVA-ASAJA igualmente defiende la forma ancestral de la venta directa de productos agrarios en la puerta de las casas o almacenes de los agricultores. “Es positivo que la Administración permita estos mercados sin intermediarios, del campo al consumidor, porque abren un canal de comercialización complementario o alternativo a los productores para vender directamente sus cosechas a unos precios dignos. Pero hay que seguir el ejemplo de los países europeos que lo están haciendo bien para poner facilidades a los agricultores que apuestan por la venta directa”, indica Valls.
Siguiendo la tendencia emprendida en algunos países europeos, AVA-ASAJA apuesta por alcanzar acuerdos entre la Administración y el colectivo agrario dirigidos a escoger ubicaciones idóneas donde no hay fruterías, mercados municipales o centros comerciales que puedan ver perjudicadas sus ventas; diseñar e instalar un mobiliario atractivo, coherente y adecuado a las necesidades particulares de este tipo de mercados agrarios; y favorecer la participación exclusiva de las personas que cultivan los productos en venta.
En referencia a los mercados agrarios de Valencia, el representante de AVA-ASAJA en el Consell Agrari de Valencia, Jaume Valls, considera que “los mercados de venta directa que se han instalado en Castellar o Malilla están bien ubicados, pero en el caso del Mercado de Colón los comerciantes han manifestado reiteradamente su indignación, por lo que deberían consensuarse otros sitios que provoquen menos malestar social”.
La asociación también hace hincapié en que las personas que participan en dichos puestos estén inscritas en el Registro General de la Producción Agrícola (REGEPA), ya que ello garantiza la máxima trazabilidad, frescura y calidad, y en que sólo comercialicen los productos que ellas mismas han cultivado en campos de la huerta valenciana. Jaume Valls considera que “no es de recibo que se venda café, jabón, piñas, peras de otras comunidades autónomas o cera sin ser apicultores. Quien quiera vender productos agrarios de terceros, que trabaje en los mercados municipales, donde hay muchas paradas vacías, cumpliendo y respetando las mismas exigencias legales”.
AVA-ASAJA igualmente defiende la forma ancestral de la venta directa de productos agrarios en la puerta de las casas o almacenes de los agricultores. “Es positivo que la Administración permita estos mercados sin intermediarios, del campo al consumidor, porque abren un canal de comercialización complementario o alternativo a los productores para vender directamente sus cosechas a unos precios dignos. Pero hay que seguir el ejemplo de los países europeos que lo están haciendo bien para poner facilidades a los agricultores que apuestan por la venta directa”, indica Valls.