La ralentización prevista de la economía mundial por la elevada inflación, la política monetaria restrictiva en Europa, China, EEUU, Canadá y Brasil, principales productores mundiales de carne porcina, y las condiciones crediticias provocarán que el consumo de carne en Europa caiga por encima de lo que ya venía cayendo en los últimos años.

Aunque Europa cuenta con el consumo per cápita más alto del mundo, la persistencia de la alta inflación y los elevados precios están provocando la caída del consumo en países como Reino Unido, Polonia y Alemania. Si bien en Europa cae el consumo, a nivel internacional el consumo de carne se espera que cierre el año 2023 con un leve incremento no superior al 1%, contrariamente a lo experimentado el pasado 2022 cuando creció un 5% apoyado especialmente por el consumo de los países asiáticos, China y Vietnam entre otros.

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