A este respecto, y según los datos facilitados por OPAGAC, la sostenibilidad social, aquella que afecta a la garantía de unas condiciones dignas de trabajo, seguridad y bienestar de las tripulaciones, ya supone en torno a un 20% de los costes operacionales de las compañías que la han asumido. Según Morón, “se trata de un coste al que no vamos a renunciar, sino todo lo contrario, para tratar de competir comercialmente con las flotas ilegales que lo usan para abaratar su producto y que, paradójicamente, es distribuido en Europa”.
De hecho, según los últimos datos disponibles, las importaciones europeas de atún procedentes de flotas del sudeste asiático y China –que están exentas de aranceles– han pasado de representar el 5% en 2012 a más del 50% actualmente. En total, Europa importó más de 79.500 toneladas de atún procedente de estas flotas el año pasado para consumo interno. En opinión de OPAGAC, el agravio comparativo con la producción comunitaria, que cumple con todos los requisitos legales, es abismal. Según esta organización, la aplicación del Convenio 188 de la Organización Internacional de Trabajo (OIT), ya en vigor, debe exigirse a todas las importaciones al mercado comunitario, para garantizar que los ciudadanos europeos no consumen pescado proveniente de barcos “con esclavos a bordo” o en los que no se respetan las condiciones sociales mínimas fijadas por la OIT.
Según ha expresado la flota atunera española durante el congreso celebrado hoy, una vez alcanzados unos niveles de sostenibilidad biológica del atún tropical muy aceptables (el 86% de las capturas mundiales de atún procede de poblaciones que se encuentran en niveles saludables, según ISSF), es el momento de afrontar la sostenibilidad social. Según la flota, de no hacerlo Europa perderá su peso y consecuentemente su soberanía alimentaria sobre este producto pesquero, uno de los más consumidos por los europeos, y dependerá de países terceros y, además, con una mano de obra en condiciones muy alejadas de los estándares mínimos europeos.
Así, y según datos facilitados por la flota, el coste medio de un buque atunero medio (capacidad de carga de 1.250 toneladas) se sitúa en torno a los11 millones de euros anuales (combustible, mantenimiento, equipación tecnológica, suministros, atraques y gastos sociales) y esta cifra puede alcanzar los 15millones en barcos con una capacidad de carga mayor (1.750 toneladas). Además, hay que tener en cuenta, apunta la flota, el lastre que está suponiendo el incremento del precio del combustible, en torno a un 175%.
En el caso de los buques atuneros, por ejemplo, taiwaneses o filipinos, flotas caracterizadas por su opacidad, los últimos datos que se conocen apuntan a que sus costes se dividen, al menos, por dos. Así, un buque taiwanés con capacidad de carga de 1.600 toneladas tendría unos costes de 2,6 millones de euros y esta cantidad sería de 1,3 millones en el caso de un buque filipino de 650 toneladas de capacidad de carga.
A este respecto, y según los datos facilitados por OPAGAC, la sostenibilidad social, aquella que afecta a la garantía de unas condiciones dignas de trabajo, seguridad y bienestar de las tripulaciones, ya supone en torno a un 20% de los costes operacionales de las compañías que la han asumido. Según Morón, “se trata de un coste al que no vamos a renunciar, sino todo lo contrario, para tratar de competir comercialmente con las flotas ilegales que lo usan para abaratar su producto y que, paradójicamente, es distribuido en Europa”.
De hecho, según los últimos datos disponibles, las importaciones europeas de atún procedentes de flotas del sudeste asiático y China –que están exentas de aranceles– han pasado de representar el 5% en 2012 a más del 50% actualmente. En total, Europa importó más de 79.500 toneladas de atún procedente de estas flotas el año pasado para consumo interno. En opinión de OPAGAC, el agravio comparativo con la producción comunitaria, que cumple con todos los requisitos legales, es abismal. Según esta organización, la aplicación del Convenio 188 de la Organización Internacional de Trabajo (OIT), ya en vigor, debe exigirse a todas las importaciones al mercado comunitario, para garantizar que los ciudadanos europeos no consumen pescado proveniente de barcos “con esclavos a bordo” o en los que no se respetan las condiciones sociales mínimas fijadas por la OIT.
Según ha expresado la flota atunera española durante el congreso celebrado hoy, una vez alcanzados unos niveles de sostenibilidad biológica del atún tropical muy aceptables (el 86% de las capturas mundiales de atún procede de poblaciones que se encuentran en niveles saludables, según ISSF), es el momento de afrontar la sostenibilidad social. Según la flota, de no hacerlo Europa perderá su peso y consecuentemente su soberanía alimentaria sobre este producto pesquero, uno de los más consumidos por los europeos, y dependerá de países terceros y, además, con una mano de obra en condiciones muy alejadas de los estándares mínimos europeos.
Así, y según datos facilitados por la flota, el coste medio de un buque atunero medio (capacidad de carga de 1.250 toneladas) se sitúa en torno a los11 millones de euros anuales (combustible, mantenimiento, equipación tecnológica, suministros, atraques y gastos sociales) y esta cifra puede alcanzar los 15millones en barcos con una capacidad de carga mayor (1.750 toneladas). Además, hay que tener en cuenta, apunta la flota, el lastre que está suponiendo el incremento del precio del combustible, en torno a un 175%.
En el caso de los buques atuneros, por ejemplo, taiwaneses o filipinos, flotas caracterizadas por su opacidad, los últimos datos que se conocen apuntan a que sus costes se dividen, al menos, por dos. Así, un buque taiwanés con capacidad de carga de 1.600 toneladas tendría unos costes de 2,6 millones de euros y esta cantidad sería de 1,3 millones en el caso de un buque filipino de 650 toneladas de capacidad de carga.