La medición de estos indicadores favorece la transparencia y la estandarización de los datos para obtener información que permita continuar avanzando hacia la economía circular en el supermercado. Los datos que se han recogido reflejan la evolución media de las empresas de ASEDAS, que representan el 75 por ciento de la superficie comercial de la distribución alimentaria en España, en materia medioambiental.
El total de alimentos que no ha llegado a ser comercializado ni donado ha sido del 1 por ciento. Entre las medidas de control de desperdicio alimentario que han logrado que el 99 por ciento de los productos de alimentación no se pierdan destacan el ajuste del surtido a las ventas reales, el control de calidad, las estrategias comerciales de venta de productos con fecha de consumo próximo y la donación.
Alrededor de un tercio de los envases de transporte de mercaderías o terciarios son reutilizables. Esto evita el equivalente a más de 20.500 emisiones de coches al año, más de 13,7 millones de kilogramos de residuos y el uso del agua de más de 13,8 millones de duchas de cinco minutos.
Respecto a los envases de comercialización de productos o primarios, desde el año 2019 se están llevando a cabo medidas como la sustitución de las bandejas de poliestireno expandido por bandejas de plástico reciclado, sustitución de botellas para zumo y agua con plástico reciclado, venta de pañuelos faciales hechos de cartón reciclado, entre otros. El uso de material reciclado en los envases sigue en aumento con la vista puesta en la publicación de indicadores en el año 2024.
Los supermercados de ASEDAS, como media, registran una inversión anual destinada a eficiencia energética de entre el 5 y el 10 por ciento de sus presupuestos, con un incremento entre los años 2020 y 2021 del 28 por ciento.
Entre las inversiones realizadas, cabe destacar la instalación de paneles solares, la reducción de fugas de gases refrigerantes, cambio a luminarias de LED, reformas en las tiendas, cambio a maquinaria más eficiente, mejoras en aislamiento en zonas de frío, uso de combustibles menos contaminantes y luces con sensores de presencia, entre otras.
La huella de carbono se calcula con los consumos de gases refrigerantes, combustibles fósiles y electricidad. En 2020 se lograron reducir las emisiones en un 8,23 por ciento y, en 2021, en un 6,06 por ciento respecto al año anterior. Lo que ha supuesto pasar de más de 1,4 millones de toneladas de CO2 emitidas en 2019 a algo más de 1,2 millones en 2021.
Algunas de las medidas para reducir la huella de carbono son la compra de energía de fuentes renovables, instalación de paneles solares, uso de gases refrigerantes menos contaminantes, vehículos más eficientes y optimización en las rutas logísticas, entre otros.
Las empresas de ASEDAS han valorizado en 2021 el 77 por cierto de sus residuos, una cantidad que se ha incrementado en un 11,59 por ciento en los últimos tres años. En España, en el año 2020 -último dato disponible- se valorizaron el 50,6 por ciento de los residuos frente al 73 por ciento de ASEDAS en dicho año.
La valoración consiste en la separación de los residuos para que puedan ser reciclados, recuperados, reutilizados o transformados en energía, compost, piensos u otros. Este indicador refleja una gestión organizada que permite reducir la generación de residuos, prepararlos para ser reutilizados y/o transformados en materias primas, reintroduciéndolos en la cadena valor. Es, en definitiva, la esencia de la economía circular.
"Con la presentación de estos indicadores, las empresas de ASEDAS reafirman su compromiso con la lucha contra el cambio climático y con el cumplimiento de los objetivos marcados por la legislación europea, nacional y autonómica. Conscientes de que todavía queda mucho por hacer, y a pesar de la complicada situación económica actual, las inversiones en materia medioambiental son una prioridad para los empresarios", dijo Ignacio García Magarzo, director general de ASEDAS. Quien añadió: "Para facilitar la transición hacia la economía circular, lo que nuestras empresas necesitan es una legislación flexible, que facilite la toma de las decisiones más adecuadas para cada modelo de negocio, y una fiscalidad que no grabe los importantes esfuerzos en esta materia".
La medición de estos indicadores favorece la transparencia y la estandarización de los datos para obtener información que permita continuar avanzando hacia la economía circular en el supermercado. Los datos que se han recogido reflejan la evolución media de las empresas de ASEDAS, que representan el 75 por ciento de la superficie comercial de la distribución alimentaria en España, en materia medioambiental.
El total de alimentos que no ha llegado a ser comercializado ni donado ha sido del 1 por ciento. Entre las medidas de control de desperdicio alimentario que han logrado que el 99 por ciento de los productos de alimentación no se pierdan destacan el ajuste del surtido a las ventas reales, el control de calidad, las estrategias comerciales de venta de productos con fecha de consumo próximo y la donación.
Alrededor de un tercio de los envases de transporte de mercaderías o terciarios son reutilizables. Esto evita el equivalente a más de 20.500 emisiones de coches al año, más de 13,7 millones de kilogramos de residuos y el uso del agua de más de 13,8 millones de duchas de cinco minutos.
Respecto a los envases de comercialización de productos o primarios, desde el año 2019 se están llevando a cabo medidas como la sustitución de las bandejas de poliestireno expandido por bandejas de plástico reciclado, sustitución de botellas para zumo y agua con plástico reciclado, venta de pañuelos faciales hechos de cartón reciclado, entre otros. El uso de material reciclado en los envases sigue en aumento con la vista puesta en la publicación de indicadores en el año 2024.
Los supermercados de ASEDAS, como media, registran una inversión anual destinada a eficiencia energética de entre el 5 y el 10 por ciento de sus presupuestos, con un incremento entre los años 2020 y 2021 del 28 por ciento.
Entre las inversiones realizadas, cabe destacar la instalación de paneles solares, la reducción de fugas de gases refrigerantes, cambio a luminarias de LED, reformas en las tiendas, cambio a maquinaria más eficiente, mejoras en aislamiento en zonas de frío, uso de combustibles menos contaminantes y luces con sensores de presencia, entre otras.
La huella de carbono se calcula con los consumos de gases refrigerantes, combustibles fósiles y electricidad. En 2020 se lograron reducir las emisiones en un 8,23 por ciento y, en 2021, en un 6,06 por ciento respecto al año anterior. Lo que ha supuesto pasar de más de 1,4 millones de toneladas de CO2 emitidas en 2019 a algo más de 1,2 millones en 2021.
Algunas de las medidas para reducir la huella de carbono son la compra de energía de fuentes renovables, instalación de paneles solares, uso de gases refrigerantes menos contaminantes, vehículos más eficientes y optimización en las rutas logísticas, entre otros.
Las empresas de ASEDAS han valorizado en 2021 el 77 por cierto de sus residuos, una cantidad que se ha incrementado en un 11,59 por ciento en los últimos tres años. En España, en el año 2020 -último dato disponible- se valorizaron el 50,6 por ciento de los residuos frente al 73 por ciento de ASEDAS en dicho año.
La valoración consiste en la separación de los residuos para que puedan ser reciclados, recuperados, reutilizados o transformados en energía, compost, piensos u otros. Este indicador refleja una gestión organizada que permite reducir la generación de residuos, prepararlos para ser reutilizados y/o transformados en materias primas, reintroduciéndolos en la cadena valor. Es, en definitiva, la esencia de la economía circular.
"Con la presentación de estos indicadores, las empresas de ASEDAS reafirman su compromiso con la lucha contra el cambio climático y con el cumplimiento de los objetivos marcados por la legislación europea, nacional y autonómica. Conscientes de que todavía queda mucho por hacer, y a pesar de la complicada situación económica actual, las inversiones en materia medioambiental son una prioridad para los empresarios", dijo Ignacio García Magarzo, director general de ASEDAS. Quien añadió: "Para facilitar la transición hacia la economía circular, lo que nuestras empresas necesitan es una legislación flexible, que facilite la toma de las decisiones más adecuadas para cada modelo de negocio, y una fiscalidad que no grabe los importantes esfuerzos en esta materia".