La pérdida de rentabilidad de las explotaciones olivareras, especialmente en el olivar tradicional, marcará la campaña 2023/2024.

En este sentido, el precio del aceite de oliva a 9 euros no beneficia ni a consumidores ni, por supuesto, a agricultores, pues es un precio ficticio que no repercute en la cuenta de resultados de los agricultores al no tener una cosecha significativa que poder vender. Desde las organizaciones agrarias instan a la administración para que la actual ley de la Cadena Alimentaria sirva como herramienta clave en la estabilización de los precios a lo largo de la cadena, trabajando para que la gran distribución no caiga en la tentación de maximizar sus beneficios en momentos de dificultad para el campo.