El aceite de palma vuelve a la escena de la industria alimentaria. La escasez de aceite de girasol debido a la guerra en Ucrania ha provocado que se supere el rechazo a su consumo por la cantidad de grasas saturadas y los problemas medioambientales asociados a su producción.

La invasión rusa ha dejado a España sin las 500.000 toneladas de esta grasa que importaba de Ucrania, el 62% de total de las compras. Los países productores de aceite de palma aseguran que en su lucha contra el problema de la deforestación, el 100% del aceite de palma que se comercializa en la Unión Europa está certificado como sostenible.