La alerta por sequía se ha disparado en España. Todos los agentes sociales, económico y políticos observan con incertidumbre la falta de lluvia y la crítica situación de los pantanos. Las reservas almacenadas de agua se encuentran al 30% de su capacidad en Andalucía y Cataluña.

Las reservas de agua han caído hasta el 44,8%, 15 puntos por debajo de la media de los últimos 10 años. En concreto, la capacidad de las cuencas de la mitad sur de España gira en torno al 30%, al igual que en Cataluña donde el uso del agua para el riego agrícola ya comienza a sufrir restricciones.  España cuenta con un 74% de zonas secas y con más de 9 millones de hectáreas catalogadas como de riesgo alto o muy alto de desertificación. Es más, si los embalses fallan, sin el estiaje de verano de los ríos, solo 5 millones de habitantes tendrían garantizado el abastecimiento, según la Federación Nacional de Comunidades de Regantes. Este panorama ha encendido la señal de alerta por sequía en España.

Fenacore denuncia que solo se han ejecutado 2 de cada 10 euros de la inversión prevista en los anteriores planes hidrológicos. Consideran que las obras de regulación son claves para combatir las sequías al permitir y facilitar los embalses para el almacenamiento en época de lluvia y posterior distribución. Los regantes apuntan que la desertificación se ha convertido en uno de los mayores problemas ambientales. Por ello, respaldan la obligación de someter cualquier obra hidráulica a análisis ambientales, hidrológicos, sociales y económicos. Fenacore ha anunciado que se manifestará en Madrid el próximo 20 de marzo, junto a las principales organizaciones agraria, contra la discriminación que sufre el regadío en la agenda del gobierno de España.