El presidente de AVA-ASAJA, Cristóbal Aguado, inauguró la jornada final de este proyecto subrayando que “la digitalización es una asignatura que todos debemos estudiar. En el caso de la agricultura, proyectos como este son necesarios para adaptarnos a las exigencias del Pacto Verde Europeo, ya que las nuevas tecnologías pueden acercarnos a la prevención y la lucha de plagas con mayor concreción y menor uso de productos fitosanitarios”.
El secretario autonómico de Agricultura, Javier Bartolomé, ahondó en este punto durante la clausura: “Hay que conseguir avances tecnológicos que permitan reducir costes de producción, teniendo en cuenta la estructura de las explotaciones agrarias valencianas, para mejorar la rentabilidad de los agricultores”.
Investigadores del Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias (IVIA) explicaron sus colaboraciones en el marco del proyecto Sensoplag. Por una parte, Enrique Moltó detalló la línea de trabajo sobre teledetección por medio de satélite e información de ortofotos para detectar estreses fotosintéticos que provocan la negrilla en los árboles. Por otra parte, Sergio Cubero mostró a los agricultores asistentes los prototipos diseñados de trampas inteligentes cromotrópicas, con placas solares y baterías de ultra bajo consumo, que facilitan a los agricultores o técnicos conocer la presencia continuada de plagas sin necesidad de ir al campo.
Lorenzo Cervera, responsable de proyectos del centro tecnológico AINIA, destacó la experimentación llevada a cabo mediante la combinación de información proporcionada por un dron de ocho hélices que dispone de una cámara hiperespectral y multiespectral y de un vehículo autónomo sensorizado. A pesar de los problemas hallados para correlacionar los datos obtenidos con los daños de la plaga objeto, AINIA abogó por continuar esta línea de trabajo que acerca la tecnología al usuario.
Por parte de la Universitat de Valencia, Sheila Sánchez, enseñó el prototipo de narices electrónicas, que combinan sensores electroquímicos con sensores ópticos. Los resultados son positivos porque detectan la presencia de Cotonet de Sudáfrica y favorecen modelos de predicción.
Salvador Rodrigo, en representación de Locatec Aplicaciones Informáticas, avanzó el diseño de una aplicación móvil que, una vez finalizada, pretende facilitar al agricultor una guía informativa, una guía fotográfica, el reconocimiento de las plagas objeto basándose en un banco de miles de imágenes, el resultado con niveles de probabilidad y el envío de positivos. Asimismo, Locatec ha elaborado una plataforma de integración de todas las tecnologías y un recomendador de tratamientos fitosanitarios para aconsejar el producto más adecuado con la menor dosis.
Por último, el agente de innovación de AVA-ASAJA, Carlos Montesinos, resaltó el papel de esta organización profesional agraria para coordinar todos estos trabajos y transferir los resultados a los agricultores de manera ágil y amena. El proyecto Sensoplag cuenta con la financiación de la Generalitat Valenciana, a través de la Agencia Valenciana de la Innovación (AVI), y la Unión Europea.
El presidente de AVA-ASAJA, Cristóbal Aguado, inauguró la jornada final de este proyecto subrayando que “la digitalización es una asignatura que todos debemos estudiar. En el caso de la agricultura, proyectos como este son necesarios para adaptarnos a las exigencias del Pacto Verde Europeo, ya que las nuevas tecnologías pueden acercarnos a la prevención y la lucha de plagas con mayor concreción y menor uso de productos fitosanitarios”.
El secretario autonómico de Agricultura, Javier Bartolomé, ahondó en este punto durante la clausura: “Hay que conseguir avances tecnológicos que permitan reducir costes de producción, teniendo en cuenta la estructura de las explotaciones agrarias valencianas, para mejorar la rentabilidad de los agricultores”.
Investigadores del Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias (IVIA) explicaron sus colaboraciones en el marco del proyecto Sensoplag. Por una parte, Enrique Moltó detalló la línea de trabajo sobre teledetección por medio de satélite e información de ortofotos para detectar estreses fotosintéticos que provocan la negrilla en los árboles. Por otra parte, Sergio Cubero mostró a los agricultores asistentes los prototipos diseñados de trampas inteligentes cromotrópicas, con placas solares y baterías de ultra bajo consumo, que facilitan a los agricultores o técnicos conocer la presencia continuada de plagas sin necesidad de ir al campo.
Lorenzo Cervera, responsable de proyectos del centro tecnológico AINIA, destacó la experimentación llevada a cabo mediante la combinación de información proporcionada por un dron de ocho hélices que dispone de una cámara hiperespectral y multiespectral y de un vehículo autónomo sensorizado. A pesar de los problemas hallados para correlacionar los datos obtenidos con los daños de la plaga objeto, AINIA abogó por continuar esta línea de trabajo que acerca la tecnología al usuario.
Por parte de la Universitat de Valencia, Sheila Sánchez, enseñó el prototipo de narices electrónicas, que combinan sensores electroquímicos con sensores ópticos. Los resultados son positivos porque detectan la presencia de Cotonet de Sudáfrica y favorecen modelos de predicción.
Salvador Rodrigo, en representación de Locatec Aplicaciones Informáticas, avanzó el diseño de una aplicación móvil que, una vez finalizada, pretende facilitar al agricultor una guía informativa, una guía fotográfica, el reconocimiento de las plagas objeto basándose en un banco de miles de imágenes, el resultado con niveles de probabilidad y el envío de positivos. Asimismo, Locatec ha elaborado una plataforma de integración de todas las tecnologías y un recomendador de tratamientos fitosanitarios para aconsejar el producto más adecuado con la menor dosis.
Por último, el agente de innovación de AVA-ASAJA, Carlos Montesinos, resaltó el papel de esta organización profesional agraria para coordinar todos estos trabajos y transferir los resultados a los agricultores de manera ágil y amena. El proyecto Sensoplag cuenta con la financiación de la Generalitat Valenciana, a través de la Agencia Valenciana de la Innovación (AVI), y la Unión Europea.