El crecimiento en dicha década de las industrias de porcino implantadas en el medio rural es un factor de gran relevancia, ya que para que un sector agroalimentario contribuya decisivamente a la sostenibilidad del medio rural no basta con desarrollar la actividad productiva primaria, es imprescindible desarrollar al mismo tiempo la actividad industrializadora de la materia prima producida.
En total, el número de industrias de porcino en Castilla y León asciende a 401 de las que 285 se encuentran en municipios de menos de 5.000 habitantes, un dato de gran relevancia económica y social para una comunidad que, por una parte, padece, en muchas de sus comarcas, graves procesos de despoblamiento o de empobrecimiento de su medio rural y que necesitan urgentes soluciones de carácter integral.
Por otra parte, es una comunidad en las que existen importantes oportunidades de incrementar la actividad del porcino, siempre compatibilizándolo inexcusablemente con un estricto proceso de reducción de su impacto contaminante, y en absoluta consonancia con los objetivos de “contaminación cero” a alcanzar en el periodo 2030-2050.
En este sentido, el sector porcino de capa blanca español está preparado y altamente cualificado para asumir esa función de motor del diseño, lanzamiento y gestión de proyectos empresariales integradores de la producción, industrialización, comercialización e internacionalización, en diferentes comarcas del medio rural español. Todo ello dentro de una estrategia de desarrollo sostenible del medio rural.
El crecimiento en dicha década de las industrias de porcino implantadas en el medio rural es un factor de gran relevancia, ya que para que un sector agroalimentario contribuya decisivamente a la sostenibilidad del medio rural no basta con desarrollar la actividad productiva primaria, es imprescindible desarrollar al mismo tiempo la actividad industrializadora de la materia prima producida.
En total, el número de industrias de porcino en Castilla y León asciende a 401 de las que 285 se encuentran en municipios de menos de 5.000 habitantes, un dato de gran relevancia económica y social para una comunidad que, por una parte, padece, en muchas de sus comarcas, graves procesos de despoblamiento o de empobrecimiento de su medio rural y que necesitan urgentes soluciones de carácter integral.
Por otra parte, es una comunidad en las que existen importantes oportunidades de incrementar la actividad del porcino, siempre compatibilizándolo inexcusablemente con un estricto proceso de reducción de su impacto contaminante, y en absoluta consonancia con los objetivos de “contaminación cero” a alcanzar en el periodo 2030-2050.
En este sentido, el sector porcino de capa blanca español está preparado y altamente cualificado para asumir esa función de motor del diseño, lanzamiento y gestión de proyectos empresariales integradores de la producción, industrialización, comercialización e internacionalización, en diferentes comarcas del medio rural español. Todo ello dentro de una estrategia de desarrollo sostenible del medio rural.